jueves, 3 de mayo de 2007

NUESTRO GRUPO

El grupo de investigación DESARROLLO ENDOGÉNICO REGIONAL, hace parte del Centro de Estudios de Desarrollo Regional y Empresarial -CEDRE- de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Nariño, y es liderado por el investigador Julián Sabogal Tamayo.

La investigación sobre DESARROLLO ENDOGÉNICO es la continuación del proyecto, próximo a terminar, EL PENSAMIENTO ORIGINAL EN LOS ESCRITORES SOBRE TEMAS NARIÑENSES, financiado por la Gobernación y la Universidad de Nariño. Estas investigaciones se enmarcan en una de las Líneas de Investigación priorizadas en la Agenda Prospectiva de Ciencia, Tecnología e Innovación de Nariño.

La Agenda HUELLA DE FUTURO, 2003-2013, fue construida por el Consejo Departamental de Ciencia y Tecnología, CODECYT, de Nariño. En la misma se priorizaron nueve líneas de investigación, la primera de las cuales se llama Elaboración teórica hacia la construcción de un modelo alternativo de desarrollo. A esta línea pertenecen la investigación mencionada, que está próxima a terminar, y el presente Proyecto.

La política del CODECYT y el espíritu de la Agenda buscan la cooperación de las distintas Instituciones comprometidas en el avance de la ciencia y la tecnología en el Departamento, por esa razón la Universidad Cooperativa se ha unido a nuestros esfuerzos investigativos. Al primer proyecto se vincularon la Gobernación y la Universidad de Nariño, más adelante esperamos vincular a nuevos miembros del CODECYT.
ITINERARIO

En la primera investigación indagamos en las fuentes teóricas del pensamiento endógeno, entendido como pensamiento alternativo, y en la producción escrita sobre el departamento de Nariño, en la búsqueda de aportes teóricos para la formulación de un Modelo Endógeno de Desarrollo. Con el presente proyecto aspiramos a continuar con la indagación y la reflexión teóricas, pero, a la vez, buscar una aproximación a las potencialidades existentes en la región para el tipo de desarrollo que proponemos.

Hemos cambiado la denominación Desarrollo Endógeno por la de Desarrollo Endogénico, con dos propósitos: por una parte, distinguir nuestra propuesta de lo que la ortodoxia denomina desarrollo endógeno, más orientado a la tecnología interna y, por otra parte, hacer énfasis en las potencialidades internas, en una visión compleja, pensando en el crecimiento autopoiético.

NUESTRA PROPUESTA: DESARROLLO ENDOGÉNICO

El desarrollo endogénico, a cuya construcción teórica pretendemos contribuir con la presente investigación, parte de entender los procesos sociales y económicos como fenómenos vivientes que progresan en forma autopoiética, es decir, a partir de sus potencias internas, entendidas éstas en el ámbito de la complejidad: potencias históricas, sociales, psicológicas, organizativas, naturales, económicas, etc. El propósito fundamental de este tipo de desarrollo es el mejoramiento permanente de la calidad de vida de todos los integrantes de una comunidad. No circunscribimos el concepto calidad de vida a la satisfacción de las necesidades creadas por la modernidad, es decir por el capitalismo, sino al despliegue pleno de las múltiples dimensiones del ser humano.

Se trata de un desarrollo humano sustentable. Entendemos el desarrollo humano como un proceso en el cual los humanos, como seres complejos, encuentren posibilidades para su multidimensionalidad. El ser humano tiene múltiples dimensiones, entre las que se pueden mencionar las siguientes: es un ser biológico, pensante, creativo, afectivo, libre, consciente de su singularidad, constructor de mitos, social, histórico, etc. Todos los miembros de una comunidad tendrán la posibilidad de poner en juego todas esas dimensiones (Sabogal et al, 2006: 46).

La sustentabilidad es entendida en los marcos de la superación de la actual crisis ambiental y esta como una crisis de civilización, como una crisis del modelo económico y tecnológico dominante que privilegia su modo de producción por encima de la diversidad cultural. Como afirma Enrique Leff:

“Si entendemos el problema de la insustentabilidad de la vida en el planeta como síntoma de una crisis de civilización —de los fundamentos del proyecto societario de la modernidad—, podremos comprender que la construcción del futuro (sustentable) no puede descansar en falsas certidumbres sobre la eficacia del mercado y la tecnología —ni siquiera de la ecología— para encontrar el equilibrio entre crecimiento económico y preservación ambiental. La encrucijada en la cual se abre camino el nuevo milenio es un llamado a la reflexión filosófica, a la producción teórica y al juicio crítico sobre los fundamentos de la modernidad, que permita generar estrategias conceptuales y praxeológicas que orienten un proceso de reconstrucción social. La complejidad ambiental y los procesos de auto-organización generan sinergias positivas que abren el tránsito hacia una sociedad sustentable, fundada en una nueva racionalidad… Ello implica la necesidad de trascender la idea de la trascendencia histórica que descansa en la razón económica como un proceso de superación dialéctica del reino de la necesidad, fundado en la racionalidad científica e instrumental que moviliza el desarrollo de las fuerzas productivas como un proceso natural de evolución que avanza hacia estadios superiores de desarrollo” (Leff, 2000: 5).

Los obstáculos a la sustentabilidad encuentran su génesis en la formación del pensamiento moderno. La ciencia, dominada ampliamente por el paradigma positivista, ha impulsado, con la revolución científica, particularmente a partir de Roger Bacon y de Descartes, la especialización como estrategia básica para el desarrollo del conocimiento. En palabras de Ángel Maya:

“Se trata de una ciencia aplicada directamente al manejo tecnológico del mundo. Ello exige la especialización, que parte tanto de presupuestos del racionalismo cartesiano como de los postulados del empirismo. La consecuencia ha sido la incapacidad de la ciencia moderna para entender y manejar sistemas y por supuesto, para ubicar al hombre dentro del sistema de la naturaleza” (Ángel, 1994:2008).

Distinguimos también lo que la ecología entiende por ambiente y la problemática ambiental propia de los sistemas culturales. Existe una gran diferencia entre trasformaciones ecosistémicas y transformaciones tecnológicas. Las primeras, son anteriores al hombre y no constituyen un problema ambiental sino un problema evolutivo, ejemplo de estas son la lluvia de meteoritos que propiciaron la aparición de los mamíferos y el hombre. Por su parte, las transformaciones tecnológicas, producidas por los sistemas culturales, modifican el sistema vivo en su totalidad. Cuando la naturaleza es impregnada por estímulos tecnológicos, tiene menos posibilidades de regresar a las condiciones primitivas. Esto significa que el objeto de los estudios ambientales es encontrar nuevos equilibrios, los cuales ya no coinciden necesariamente con los márgenes ecosistémicos.

El orden humano no coincide necesariamente con el orden ecosistémico. El ser humano, como ser que se enfrenta con problemas de su entorno, tiene por impulso natural corregir ese entorno para que se adapte a sus necesidades. Los seres humanos no nos adaptamos al entorno sino que tratamos de modificarlo pues somos seres inteligentes con capacidad de manipulación física. Por lo tanto, la solución al problema ambiental no consiste en encajar al hombre dentro del ecosistema. No consiste en saber "conservar", sino en aprender a "transformar bien".

El desarrollo humano, a la vez que implica la búsqueda del bienestar para todos los integrantes de la comunidad, implica también la participación libre y consciente de todos ellos en la construcción de su propia felicidad, implica un nuevo concepto de democracia entendida como una forma de vida. En este aspecto consideramos de gran ayuda el pensamiento del maestro Antonio García Nossa:

“En términos estrictos, la democracia popular es el punto necesario de partida de la democracia socialista en cuanto puede constituirse en un nuevo sistema de vida, esto es en un universo coherente y orgánico en el que se integran una economía, una organización estatal y política, un sistema de clases (lo fundamental es la abolición y sustitución del sistema capitalista de clases), una cultura, una ética, una conciencia social. Dentro de los marcos de la democracia como un sistema de vida, el hombre es una totalidad y el fin de última instancia, como comunidad y como personas” (García, 1987: 148).




Nuestra propuesta de desarrollo es necesariamente utópica, pero no entendemos la utopía desde Tomás Moro, como ningún lugar, sino desde su comprensión en Antonio García y Darío Botero Uribe. Es decir, como una invitación en el horizonte que guía la construcción cotidiana y como una racionalidad alternativa a la cual no se le ha dado la posibilidad de manifestarse y que está en busca de apoyo para hacerse realidad.

Botero plantea la utopía como lo que le hace falta a la ética, la justicia, y la verdad para que la sociedad pueda enseñorearse del mundo (hacerlo suyo), la utopía va más allá de aquel que se ha resignado a vivir en un mundo deshumanizado, incoherente, explotado, injusto y feo. La resignación es propia de los realistas que están sometidos por el lastre de la ideología capitalista que ha dominado el quehacer del hombre en todas sus manifestaciones, al punto de llegar a creerse definitivo el concepto de homo-económicus.

Las ciencias económicas vigentes son insuficientes, para los propósitos de la presente investigación. Ni la búsqueda de la calidad de vida de toda la comunidad ni la sustentabilidad se encuentran en el objeto de estudio de tales ciencias. Procederemos, por lo tanto, a la crítica del pensamiento económico existente y a la construcción de nuevas alternativas teóricas.

El concepto de desarrollo vigente en la actualidad es insuficiente y, en cierto sentido, contraproducente para nuestros propósitos en este proyecto. El capitalismo empezó a preocuparse por la conceptualización del desarrollo a partir de la segunda post Guerra Mundial. La razón de esa preocupación podemos encontrarla en la nueva alternativa que a la pobreza en el mundo ofrecía el campo socialista. Es en el discurso de posesión de Harry Truman, como Presidente de Estados Unidos, cuando se enfatiza oficialmente que los países de más alto desenvolvimiento económico debían canalizar esfuerzos para ayudar a los menos desarrollados para que estos pudieran emprender procesos más exitosos frente a los retos económicos de esos tiempos. El propósito de Estados Unidos se puede ver claramente en un informe del Congreso, de 1955, que dice:

“Estados Unidos tiene el derecho y la obligación de poner de manifiesto y defender los intereses vitales de la seguridad y la economía de Occidente, amenazados por las profundas transformaciones que ocurren en los países no comunistas de Asia, África y América latina. Debemos tratar de influir sobre esas transformaciones, a fin de que sus resultados sean compatibles a corto y largo plazo, con los intereses de Occidente.” (Citado por Caro, 2002: 13-14).

El concepto de desarrollo ha venido transformándose al tenor de los cambios en la realidad económica y del éxito o fracaso de las estrategias aplicadas por los países desarrollados y los organismos financieros internacionales. Tales mutaciones están resumidas en palabras del economista chileno Manfred Max-Neef, de la siguiente manera:

“Durante mis primeros años de Economista cuando miraba desde adentro hacia fuera, yo creía que mi disciplina estaba evolucionando muy rápidamente. Cuando estudiaba en la escuela de Economía de la Universidad de Chile, a principios de la década de los cincuenta, el tema central era el desarrollo económico, entendido generalmente como crecimiento económico. A fines de esa década y a principios de los sesenta se hablaba de los aspectos sociales del desarrollo económico. Por ese entonces y algo más tarde, algunos iconoclastas, entre los que me contaba, incurriendo el desprecio de los economistas ortodoxos, hablábamos de la sociología del desarrollo. Vino luego el período del desarrollo económico y social que fuera seguido sucesivamente por conceptos tales como desarrollo social puro y simple, desarrollo integral, el enfoque unificado del desarrollo y lo que fuera postulado por la fundación Dag Hammarskjöld en su informe What Now de 1975 como "Otro desarrollo".” (Max-Neef, 1986: 131).

A pesar de los cambios que ha experimentado el concepto de desarrollo, se puede afirmar que este siempre ha sido visto como simple crecimiento de la economía, y, por lo tanto, está íntimamente relacionado con la racionalidad económica que se resume en la maximización y con la acumulación. Aunque se menciona la búsqueda de la equidad como un propósito del avance de la economía, esta se entiende solo como un derivado del crecimiento, y todo indica que se está lejos de lograr mejores condiciones de existencia para la mayoría de la población en el mundo y en cada uno de los países. Se puede concluir que la inequidad es inherente al capitalismo.

Ante las limitaciones de las teorías generales, se hace necesaria la reflexión y la elaboración teórica desde nuestra particularidad.

“Un buen punto de partida, en la construcción de pensamiento propio, es una relectura de los pensadores latinoamericanos, para buscar en ellos lo que hay de original, de universal y las guías que en ellos se encuentren para la construcción de modelos alternativos. Esta desde luego no es una tarea fácil, porque el pensamiento latinoamericano ha sido desterrado de los programas de ciencias sociales del país. Estos se limitan a la repetición acrítica de autores europeos o norteamericanos, lo cual se ve acentuado en las décadas recientes de dominio del pensamiento único neoliberal.” (SABOGAL, 2006: 42).

Entre los latinoamericanos cuyo pensamiento es necesario rescatar podemos nombrar, solo a manera de ejemplos, a Simón Rodríguez, Josué de Castro, Carlos Mariátegui, Antonio García Nossa.

Otra fuente de apoyo indispensable, en la construcción de un Modelo endogénico de desarrollo, es el pensamiento existente en lo que hoy es América Latina, antes de la llegada de los europeos. Existe bastante literatura sobre las civilizaciones prehispánicas en América Latina, que orientan sobre las bases de sus modelos económicos, de sus sistemas sociales, políticos y culturales. Un aspecto muy importante a tener en cuenta es que muchas culturas desaparecieron por el horror de la conquista y que otras lograron evolucionar en medio del conflicto. Esto significa que las características de las culturas sobrevivientes no presentan en su pureza sus tradiciones.

Uno de los autores que con más rigor ha estudiado la forma de organización social de los indígenas es el economista argentino Oreste Popescu, en su obra El Sistema Económico en las Misiones Jesuíticas. En esta obra se muestra el tipo de organización que dichas Misiones lograron en algunas regiones de lo que ahora es Paraguay, Uruguay y parte de Argentina. Allí algunos pueblos, bajo la dirección de la Compañía de Jesús, lograron consolidar un tipo de organización social en la cual se hibridaban los aportes educativos de los Jesuitas con sus propias tradiciones.

Un aspecto de la organización precolombina, que valdría la pena tener en cuenta para un nuevo modelo, es el hecho de que ellos solo producían lo necesario para satisfacer sus necesidades vitales, por eso sus jornadas laborales no excedían de siete horas; para su sustento les bastaba con trabajar anualmente cuarenta días en sus propias tierras, como sus pretensiones eran mínimas… (Konetzke, 1972: 191). No explotaban minas ni ganadería y las actividades dedicadas al transporte se circunscribían a lo estrictamente necesario para compartir con comunidades vecinas y su reproducción familiar estaba en armonía con las posibilidades naturales. Otro aspecto interesante se encuentra en la forma de su producción de alimentos agrícolas.

“Las evidencias encontradas en torno a las técnicas de los indígenas inducen a suponer que predominaba el cultivo extensivo: largos períodos de descanso de la tierra, siembra densa para evitar la invasión de malezas y el deshierbe, que cuando resultaba inevitable se acometía manualmente con hachas de piedra y mediante el volteo de la tierra en algunos casos (papa y yuca).” (Patiño, 1973, citado por Kalmanovitz, 2006: 47-48)

Igualmente es rescatable el respeto por la tierra y por el hombre mismo, que se manifiesta en una convivencia armónica con el entorno, de uso pero no de abuso. Ante la pregunta por el sentido de la vida, los indígenas respondían con un modelo de vida no agresivo, que incluía el respeto por la existencia propia y ajena, lo cual se evidencia en su relación con la tierra y con el entorno en general.

Fuentes:

Ángel Maya, Augusto. (1994) Desarrollo sustentable o cambio cultural. Una reflexión sobre el desarrollo agrario, en El desarrollo rural en América Latina hacia el siglo XXI. Memorias del seminario taller internacional. Tomo I. Pontificia Universidad Javeriana. Maestría en Desarrollo Rural e Instituto de Estudios Rurales, Bogotá.

CARO, Raúl Edgardo. (2002) Rogelio Frigerio. CÁTEDRA DE DOCTRINAS SOCIALES Y ECONÓMICAS, Catamarca Argentina.

GARCIA NOSSA, Antonio. (1987) Dialéctica de la democracia. Plaza & Janés, Bogotá.

KALMANOVITZ, Salomón. (2006) Economía y Nación. Ediciones Norma, Bogotá.

KONETZKE, Richard. (1972) América latina, la época colonial En Historia universal, Siglo XXI, México.

LEFF, Enrique. Tiempos de sustentabilidad. En: Ambiente & Sociedad - Año III – Nº 6/7 – 1er. Semestre de 2000/2o Semestre de 2000.

MAX-NEEF, Manfred. (1986) La economía descalza. Señales desde lo invisible. Editorial Nordan, Buenos Aires.

POPESCU, Oreste. (1967) Sistema Económico en las Misiones Jesuíticas. Ariel, Barcelona.

SABOGAL TAMAYO, Julián, et al. (2006) Hacia un mundo nuevo. Editorial Universitaria, Universidad de Nariño, Pasto.

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN

INVESTIGADOR PRINCIPAL:

Julián Sabogal Tamayo.

EQUIPO INVESTIGADOR:

Universidad de Nariño

Docentes de tiempo completo:

Julián Sabogal Tamayo (Economista)
Fernando Panesso (Economista)
Francisco Criollo Luengas (Economista)
Hernán Burbano Orjuela (Agrónomo)

Docentes Hora Cátedra:

Vicente Figueroa (Economista)
Ana Maria Córdoba (Economista)
Gabby Narváez (Administradora de Empresas)
Jairo Armando Jurado (Economista)
Emilio Cháves (Ing. Mecánico)

Estudiantes:

Fernando Morán (Economía)
Eduardo Meneses (Economía)
Felipe Santiago Calderón (Economía)
Juan Acanamijoy (Economía)
Wilson Segura (Economía)
Darío López (Psicología)
Luis Carlos Erazo (Sociología)

Universidad Cooperativa

María Cristina Rivera (Abogada)
Luz Angélica Dueñas (Socióloga)

Gobernación de Nariño: Secretaría de Planeación

Martha Alvarado (Economista)

SUBGRUPOS

El equipo investigador definió la conformación de siete subgrupos, los cuales estarán encargados de abordar las diferentes temáticas concernientes a los objetivos trazados por el proyecto. Se conformaron los siguientes subgrupos:

1. HISTORIA Y SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA DE NARIÑO
Responsables: Ana María Córdoba y Angélica Dueñas

2. SOSTENIBILIDAD DE UN MODELO DE DESARROLLO
Responsable: Jairo Armando Jurado

3. FUENTES ENERGÉTICAS
Responsable: Emilio José Chaves

4. EL CONCEPTO DE DESARROLLO
Responsable: Francisco Criollo

5. EL CONCEPTO DE ENDOGÉNESIS
Responsable: Hernán Burbano Orjuela

6. APORTES DEL PENSAMIENTO INDÍGENA
Responsable: Fernando Panesso

7. EPISTEMOLOGÍA DE LA TEORÍA DEL DESARROLLO
Responsable: Julián Sabogal Tamayo

NUESTRAS ACTIVIDADES

Foro de discusión: Incertidumbre y Conocimiento


Dentro de las actividades programas por el grupo de investigación se tiene previsto, en el mes de Mayo, la realización de un foro de discusión sobre el contenido del libro Las Incertidumbres del Saber de Immanuel Wallerstein.

El foro se desarrollará mediante la presentación de ponencias preparadas por los integrantes del grupo. Las ponencias serán expuestas ante los otros grupos de investigación pertenecientes al CEDRE, y demás invitados, con quienes se espera discutir alrededor de los planteamientos de Wallerstein y su crítica a la concepción determinista de la ciencia moderna.


Se trata de una invitación a reflexionar sobre la crisis del conocimiento en el pensamiento contemporáneo, la cual, según Wallerstein, es ocasionada por la fragmentación de la ciencia bajo los postulados newtonianos. Para Wallerstein, esta fragmentación nos ha atrapado en un paradigma donde predomina el supuesto de que el conocimiento es una “certeza absoluta” capaz de explicar con total “objetividad” el mundo social.


Por consiguiente, el foro será un espacio para deliberar sobre el lugar que les corresponde a las ciencias sociales en la explicación de la realidad social. De igual manera, se constituirá en un espacio de debate sobre la propuesta de considerar la incertidumbre como la piedra angular para construir nuevos sistemas de saber que nos ayuden a elaborar una nueva concepción de las ciencias sociales -alejada de todo cientificismo- y a elaborar una metodología donde las probabilidades tengan mayor cabida que las certezas.




ENFRENTANDO LAS INCERTIDUMBRES

Por: Edgar Morin




"El conocimiento es navegar en un océano de incertidumbres a través del archipiélago de las certezas"


A propósito del foro de discusión Incertidumbre y Conocimiento, presentamos a continuación una síntesis del capitulo V del libro Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro de Edgar Morin.




Los dioses nos dan muchas sorpresas
lo esperado no se cumple y para
lo inesperado
un dios abre una puerta.

Eurípides.



Las incertidumbres:

La historia humana ha sido y sigue siendo una aventura desconocida. Una gran conquista de la inteligencia sería poder, al fin, deshacerse de la ilusión de predecir el destino humano.


Las civilizaciones tradicionales vivían con la certeza de un tiempo cíclico cuyo funcionamiento debía asegurarse por medio de sacrificios, a veces humanos. La civilización moderna ha vivido con la certeza del progreso histórico. La toma de conciencia de la incertidumbre histórica se hace hoy en día con el derrumbamiento del mito del Progreso. Un progreso es ciertamente posible, pero incierto.

La historia creativa y destructiva:

La historia avanza, no de manera frontal como un río, sino por desviaciones que proceden de innovaciones o creaciones internas, o de acontecimientos o accidentes externos. La transformación interna comienza a partir de creaciones, primero locales y casi microscópicas que se efectúan en un medio restringido primero a algunos individuos, y que aparecen como desviaciones con relación a la normalidad. Si no se atrofia la desviación, entonces, en condiciones favorables formadas generalmente por crisis, puede paralizar la regulación que la frenaba o la reprimía y luego proliferarse de manera epidémica, desarrollarse, propagarse y volverse una tendencia cada vez más potente que produce una nueva normalidad. Así ha sucedido con todos los inventos técnicos, el de la yunta, el de la brújula, la imprenta, la máquina de vapor, el cine, hasta el computador; así fue con el capitalismo en las ciudades-Estado del Renacimiento; igualmente, con todas las grandes religiones universales que nacieron de una predicación singular con Sidharta, Moisés, Jesús, Mohamed, Luther; también con todas las grandes ideologías universales provenientes de algunas mentes marginales.

Los despotismos y totalitarismos saben que los individuos portadores de diferencia constituyen una desviación potencial; ellos los eliminan y aniquilan los micro focos de desviación. Sin embargo, los despotismos terminan por ablandarse y la desviación surge, incluso al más alto nivel del Estado, de manera inesperada en la mente de un nuevo soberano o de un nuevo secretario general.

Toda evolución es el logro de una desviación cuyo desarrollo transforma el sistema donde ella misma ha nacido: ella desorganiza el sistema reorganizándolo. Las grandes transformaciones son morfogénesis, creadoras de formas nuevas que pueden constituir verdaderas metamorfosis. De todas formas, no hay evolución que no sea desorganizadora/reorganizadora en su proceso de transformación o de metamorfosis.

No existen solamente las innovaciones y las creaciones. También existen las destrucciones. Estas pueden traer nuevos desarrollos: así como los desarrollos de la técnica, la industria y el capitalismo han arrastrado la destrucción de las civilizaciones tradicionales.

La historia no constituye entonces, una evolución lineal. Ella conoce turbulencias, bifurcaciones, desviaciones, fases inmóviles, estadios, periodos de latencia seguidos de virulencias como en el cristianismo el cual incubó dos siglos antes de sumergir el Imperio Romano; procesos epidémicos extremadamente rápidos como la difusión del Islam. Es un enjambre de devenires enfrentados con riesgos, incertidumbres que involucran evoluciones, enredos, progresiones, regresiones, rupturas. Y, cuando se ha constituido una historia planetaria, ésta acarrea como lo hemos visto en este siglo dos guerras mundiales y erupciones totalitarias. La Historia es un complejo de orden, de desorden y de organización. Obedece a determinismos y azares donde surgen sin cesar el « ruido y el furor ». Tiene siempre dos caras opuestas: civilización y barbarie, creación y destrucción, génesis y muerte...

Un mundo incierto:

La aventura incierta de la humanidad no hace más que perseguir en su esfera la aventura incierta del cosmos que nació de un accidente impensable para nosotros y que continúa en un devenir de creaciones y de destrucciones.

Hemos aprendido a finales del siglo XX que hay que substituir la visión de un universo que obedece a un orden impecable por una visión donde el universo sea el juego y lo que está en juego de una dialógica (relación antagónica, competente y complementaria) entre el orden, el desorden y la organización.

La Tierra, probablemente en sus inicios un montón de desperdicios cósmicos procedentes de una explosión solar, se organizó así misma en una dialógica entre orden - desorden - organización, sufriendo no sólo erupciones y temblores sino también el choque violento de aerolitos de los cuales tal vez uno suscitó el desprendimiento de la luna.


Enfrentar las incertidumbres:

Una nueva conciencia empieza a surgir : el hombre, enfrentado a las incertidumbres por todos los lados, es arrastrado hacia una nueva aventura. Hay que aprender a enfrentar la incertidumbre puesto que vivimos una época cambiante donde los valores son ambivalentes, donde todo está ligado. Es por eso que la educación del futuro debe volver sobre las incertidumbres ligadas al conocimiento ya que existe:

Un principio de incertidumbre cerebro-mental que se deriva del proceso de traducción/reconstrucción propio a todo conocimiento.

Un principio de incertidumbre lógica. Como decía Pascal muy claramente: «ni la contradicción es señal de falsedad ni la no contradicción es señal de verdad».

Un principio de incertidumbre racional ya que la racionalidad, si no mantiene su vigilancia autocrítica, cae en la racionalización.

Un principio de incertidumbre sicológica: No existe la posibilidad de ser totalmente consciente de lo que pasa en la maquinaria de nuestra mente, la cual siempre conserva algo fundamentalmente inconsciente. Existe pues, la dificultad de un auto-examen crítico por medio del cual nuestra sinceridad no garantiza certidumbre; existen límites para cualquier auto-conocimiento.


La incertidumbre del conocimiento:

El conocimiento es una aventura incierta que conlleva en sí misma y permanentemente el riesgo de ilusión y de error.

Ahora bien, es en las incertidumbres doctrinales, dogmáticas e intolerantes donde se encuentran las peores ilusiones; en cambio, la conciencia del carácter incierto del acto cognitivo constituye la oportunidad para llegar a un conocimiento pertinente, el cual necesita exámenes, verificaciones y convergencia de indicios; así, en los crucigramas, se llega a la precisión por cada palabra adecuada según su definición y su congruencia con las otras palabras que abarcan letras comunes; la concordancia general que se establece entre todas las palabras constituye una verificación de conjunto que confirma la legitimidad de las diferentes palabras inscritas. Pero la vida, a diferencia de los crucigramas, comprende casos sin definición, casos con falsas definiciones y especialmente la ausencia de un marco general cerrado; es sólo allí, donde se puede aislar un marco y se pueden manejar elementos clasificables, como en el cuadro de Mendeleïev, que se pueden lograr certezas. Una vez más repitámoslo: el conocimiento es navegar en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certezas.

PUBLICACIONES

TENDENCIAS
Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas




Ya se encuentra a disposición de la Comunidad Universitaria y del público en general el Volumen VII, número 2 correspondiente a 2006, de TENDENCIAS la Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Nariño.

Durante varios meses Ana María Córdoba, directora de la revista e integrante de nuestro grupo de investigación, ha trabajado junto al comité editorial en la recopilación, selección y revisión de los artículos presentados por los colaboradores.

Los integrantes del grupo queremos exaltar el esfuerzo de Ana María, y del comité editorial de TENDENCIAS, e invitamos a los visitantes de nuestro Blog a leer la revista que en este último número cuenta, entre otros, con dos artículos escritos por Emilio José Chaves y Julián Sabogal Tamayo quienes forman parte del equipo de investigación sobre desarrollo endogénico.

http://www.revistafacea.freeservers.com/